Muchos de nosotros, al salir de las denominaciones tradicionales del cristianismo y conocer la Ley de Dios (Torah) y la doctrina de la restauración de Israel, nos dimos cuenta de que el movimiento de las raíces hebreas —junto a otros grupos surgidos de denominaciones protestantes con ideas similares— es una amalgama de creyentes sin estructura ni coherencia. Algunos rechazan la organización por no ver la necesidad imperiosa de predicar, pero nosotros creemos firmemente que todos los miembros deben participar en la obra. El Mesías no envió a sus seguidores a formar un club social, sino a predicar el evangelio a toda la tierra. Esta es la razón principal de nuestra organización: la Gran Comisión.

Nosotros creemos que todos los miembros deben participar en la obra una reunión semanal en un salón, iglesia o por internet, aunque de bendición, no fomenta, estimula e impulsa el compromiso radical que nuestro Dios exige: entregar la vida misma. Menos aún sin una estructura que organice comisiones para ayudar a viudas y huérfanos, predicar física y digitalmente, y alimentar la sed espiritual de quienes buscan la verdad.

Tampoco se ha considerado que, al enseñar la rudeza de la Torah, muchas personas —incapaces de soportar las mentiras de sus denominaciones— quedan expuestas a un vacío desolador. Abraham tuvo a Sara; ¿cuánto más difícil es para quien está solo? Por eso, buscamos crear una red de amor, apoyo y acompañamiento para quienes deseen vivir su fe y formar grupos de estudio locales. Practicar sin predicar es imposible: la fe viva lleva a sus seguidores a ser luz del mundo y sal de la tierra.

selective focus photography of woman praying
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       Principios Fundamentales

  1. La Gran Comisión: Organizarnos para predicar el evangelio y cumplir el mandato de Yeshua.

  2. La Ley y el Testimonio: Como dice Isaías 8:20-22, sostenemos la sola escritura interpretada bajo la enseñanza del Mesías y sus seguidores nazarenos, quienes resistieron la filosofía griega y las persecuciones católicas. En el movimiento de las Raíces Hebreas hay líneas religiosas que no tienen como principios la sola escritura ni la restauración de la verdad. Han pasado de defender el poder de Roma y los "padres de la iglesia" —con doctrinas como el domingo o la trinidad en iglesias protestantes— a someterse al mismo poder humano: ya sea la "sucesión apostólica" o la "tradición de los ancianos". Nuestro Salvador es claro: "No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra... ni seáis llamados maestros" (Mateo 23:9-10). Yeshua sabía que su pueblo se desviaría siguiendo tradiciones e instituciones humanas. Rechazamos el sectarismo, la coacción y el abuso espiritual de personas o denominaciones que utilizan métodos coercitivos para imponer sus doctrinas. La verdad se descubre gradualmente por el Espíritu Santo (Luz a luz, Proverbios 4:18).

man in black and red shirt reading book
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El Gran Conflicto:


Creemos que se está viviendo un gran conflicto entre Cristo y Satanás, donde el hombre y los poderes de este mundo están dominados por Satanás. Muchos, crean o no en él, defienden Estados humanos como Israel, igual que la iglesia de Roma defendió al Imperio. Detrás de esto, solo protegen los intereses de los poderosos y, por tanto, el dominio de Satanás.
Cristo denunció las injusticias de este mundo, agitando conciencias y prometiendo su regreso para gobernar la tierra con sus seguidores. Es crucial interpretar la realidad bajo el prisma de las Escrituras, pues Satanás ha corrompido movimientos políticos, ideológicos, artísticos, científicos y filosóficos a lo largo de la historia, volviéndolos dóciles a su voluntad —incluso infiltrándose en nuestra fe.
Debemos ser firmes, aunque nos llamen sectarios, dogmáticos o fundamentalistas. La complacencia hacia el mundo ha corrompido doctrinas en numerosas denominaciones protestantes. Este conflicto es la clave para entender nuestra realidad.





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